jueves, 20 de diciembre de 2007

III. Amar o desear

Anoche soñé que me querían. No sé porqué sueño esas cosas, es absurdo. En realidad el 90% de mis sueños lo es.

En ocasiones tengo sueños de alto contenido sexual, son la pornografía que me gustaría vivir pero sin arriesgarme demasiado. Me veo a mi misma como objeto de deseo de hombres de todo tipo y mujeres de uno solo; perfectas. En mis sueños lo he hecho de todas las formas posibles y en todos los escenarios, he sido alumna de colegio guarro, prostituta, mujer comprada, sirvienta fiel...

Con aquel tipo con el que puse los cuernos a mi novio viví muchas de esas fantasías, él era fantástico en eso. De hecho era lo único que acabó interesándome en él.

Era tan bueno que solo mirarle me excitaba, todo el tiempo que estabábamos juntos lo pasaba húmeda y expectante. Cada gesto que hacía era sexo para mi y no veía el momento de materializar todos mis deseos.

Le gustaba mandar, mandar y ser obedecido. Y a mi me encantaba complacerle, era fantástico ser buena por primera vez en la vida. Hacía todo lo que me pedía y lo hacía bien.

Un día me puso boca abajo sobre sus rodillas, me subió la falda y me bajó las bragas. Con una mano me acariciaba de vez en cuando la cabeza y con la otra me azotó el culo hasta dejármelo rojo y ardiente. Cuando acabó me besó largamente en la boca, me llevó a la cama y, tumbada boca abajo, me folló desde atrás hasta dejarme sin aliento.

Jamás le he estado a nadie tan agradecida.

Hoy en día todavía me masturbo pensando en las cosas que hicimos y en las que desearía que me hiciera.

Pero no sueño con eso, sueño que alguien me quiere...

Y no es que esté mal, no es que no me guste ese beso apasionado de quien que ha estado esperándome durante mucho tiempo o el de aquel que en el desvarío onírico ha luchado por mi.... No, no es que no me guste que me digan que me quieren.

No es que no aprecie el despertarme y caminar entre las rosas del amor durante un rato hasta que se me pasa esa sensación de ser otra persona, no, no es eso.

Es solo que prefiero la suciedad del sexo fuerte y espeso. Que prefiero ser sobada, arrodillarme y chupar, revolcarme con las concubinas de mis fantasias para el deleite de las de alguien para quien no significamos nada. Prefiero que me deseen a que me amen.

Porque lo que se ama acaba desvalorizándose, el amor está sobrevalorado y conseguirlo y mantenerlo te arruina. En cambio, lo que se desea se cuida con esmero, se protege y se conserva con cuidado.

Bueno, tambien supongo que prefiero aquello a lo que estoy acostumbrada.
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