viernes, 21 de diciembre de 2007

IV. Apariencias

La mayor parte de la gente es lo que parece aunque quieran disimularlo. Para ello se visten, se peinan y se ponen accesorios como muñecos a los que un peinado, un coche o un traje distinto hace cambiar de aspecto, identidad y vida.

Hay otro tipo de personas, las que engañan, esas que
no son lo que parecen ni parecen lo que son, pero son las menos. Solo hay que llevar los ojos bien abiertos y distinguirás sin problemas un tipo de otro.


Existen más clases, claro, si no la vida en general y la gente en particular serían un coñazo. Un aburrido mosaico de personas insulsas y estereotipadas.


En la inmensidad de tipos y subtipos nos encontramos los sujetos como yo;
los lobos con piel de cordero.
Tengo los ojos grandes y la mirada tierna, de cervatillo esperando a su madre en una de esas absurdas películas de dibujos animados. Mi voz es dulce y apacible, tranquila... "me transmites calma" me dice aquella gente a la que engaño. Podrías decir que soy suave y buena, pero en realidad todo lo que llevo dentro es obsceno, lujurioso, sucio y falso.

No soy una buena persona, ni una buena chica, no tengo un buen futuro ni he vivido un buen pasado. como decían esos anormales de Jarabe de Palo, "yo nací en la cara mala, llevo la marca del lado oscuro".
Y esto no es ni mejor ni peor, es distinto.

Mientras tú piensas en tu novio y la cena del sabado por la noche, en tu niño pequeño dormido en su cunita color crema, en la comida de Navidad con tus padres y la tia Celia, en las vacaciones de verano en la playa Dominicana, en tu amigo Roberto y los partidos de futbito los domingos... mientras piensas en eso yo compro la droga para esconderme de tu dulzura el fin de semana, me emborracho de lunes a viernes para dormir tranquila, me masturbo en los servicios cuando voy a trabajar y procuro rozarme con la morena de tetas grandes del despacho contiguo.


Con mi mejor sonrisa.
No puede esperarse nada bueno de mi. Aunque lo parezca.

Tenía un trabajo de mierda y necesitaba dinero para pagar el piso asi que dejé que el Director tomase confianza conmigo, me diera un masaje en los hombros aquella vez que estaba tan cansada, me viese llorar sin querer un día de agobio, me contase sus problemas de insomnio el día que nos quedamos hasta las tantas terminando un proyecto urgente... Le dejé que pasase pegándose a mi culo para entrar por la puerta, que viese a través de mi blusa blanca de virgen el sujetador negro de puta, que me pusiese la mano en la pierna...

Y un día me dijo que me quedase cuando todos se fueran, y yo sonreí por debajo de mi piel delicada y flexible. Y él me dijo que tenía que despedirme, y me puse a llorar con desesperación y me abracé a él diciéndole que necesita el trabajo, que no tenía a nadie, que de qué iba a comer..... Y me dejé caer suavemente abrazada a su cuerpo rechoncho y tibio, y me quedé de rodillas a sus pies y abrí la cremallera de su pantalón y le mojé de lágrimas el poliester gris perla cuando acerqué mi cara para meterme su polla en la boca...

Y mientras le hacía una mamada que esperaba fuera inolvidable miraba hacia arriba como en las películas cerdas de los viernes por la noche, y mis ojos estaban llenos de lágrimas de mentira, de cocodrilo que hubiera dicho mi abuela, pero él no lo sabía, y estoy segura de que le encantaba.

La que no llora no mama.

Cuando me subieron el sueldo no volví a llorar nunca más.

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